II Encuentro Nacional de Buenas Prácticas para Orquestas, una sinfonía para la transformación del tejido social.
Del 26 al 28 de noviembre del 2024, la ciudad de Guayaquil albergó el II Encuentro Nacional de Buenas Prácticas para Orquestas, con la colaboración de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y el Programa Iberorquestas Juveniles. Una mañana enriquecedora que profundizó en la reflexión de tres temas fundamentales para el trabajo interno de las orquestas, pero sobre todo, para darle valor a la música desde un punto de vista social, humano y comunitario.
Sobre la mesa en discusión se trabajaron tres temas fundamentales para hacer de este proceso un camino planificado de crecimiento: vinculación comunitaria, género e inclusión, fueron la categorías que sembraron las inquietudes, reflexiones y propuestas, de un encuentro orientado en el compromiso de fortalecer la música como una sinfonía para la transformación del tejido social.
En el evento participó el Director ejecutivo del IFCI, Jorge Carrillo Grandes, entre otros ponentes, nacionales e internacionales. Ecuador, Chile, Panamá, El Salvador y Costa Rica, unidos por un trabajo reflexivo para cimentar las bases de las buenas prácticas para las orquestas.
Se dijo que la vinculación comunitaria, tiene un impacto transformador en donde las orquestas pueden incidir de forma positiva para las comunidades más vulnerables, donde la música se convierte en un lenguaje universal que fortalece la identidad cultural, y, construye, de ese modo, una sensibilidad rica en armonías para la convivencia, al interior de las orquestas y en el entorno que pertenece a las comunidades.
Asimismo, en ese empeño por mejorar como instituciones, no se dejó de lado la importancia del enfoque de género para el trabajo interno de las orquestas. De esa discusión surgieron reflexiones importantes acerca de los retos y prejuicios que enfrentan las mujeres en el ámbito musical, un diálogo que les permitió mirar con ojos de autocrítica las acciones llevadas a cabo para superar dicha problemática.
De esa manera, uno a uno, se mostraron los logros de un camino que fue trazado ya desde el primer encuentro que se mantuvo hace un año. En esa retrospectiva, los asistentes pudieron observar que sus espacios de trabajo son más equitativos, desde un acuerdo tácito que promulga la igualdad de condiciones.
Finalmente, hablar de la inclusión enarboló una serie de propuestas, que, de forma operativa, se edificaron en ideas de proyectos y acciones estratégicas para garantizar la diversidad, accesibilidad y representación de los sectores artísticos musicales, para que las orquestas sean esos espacios que promueven la cohesión social.
Nuevamente, se enfatizó en el valor y poder que tiene la música como motor de cambio, inspiración y transformación del tejido social. Y con ello, se planteó el trabajo conjunto de articularse entre países vecinos, construir redes que permitan fortalecer el trabajo interno de las orquestas, a fin de hacer palpable, cada vez más, aquellos temas fundamentales tratados con responsabilidad en este Encuentro.
Adicionalmente, la reunión sembró el compromiso conjunto de fortalecer, no solamente el trabajo al interior de las orquestas, sino también la relación valiosa y profunda que ocupa la música en la comunidad.