Jorge Carrillo Grandes: La política pública como acción en el fomento de las artes literarias y editoriales
Apuntes sobre la charla: Fomento de las artes literarias y editoriales (Museo Presley Norton de la ciudad de Guayaquil, 2 de agosto del 2024)
El Museo Presley Norton de la ciudad de Guayaquil fue el escenario de una charla sobre el fomento de las artes literarias y editoriales, en el marco de la política pública del Año de la Oralidad y la Escritura.
Gestores culturales y artistas se dieron cita al encuentro para escuchar las posiciones del Director Ejecutivo del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación, Jorge Carrillo, y la gestora cultural y docente, Ángela Arboleda.
En primer lugar, la conversación profundizó la noción de política pública, ¿qué significa ese concepto?, ¿cómo se comprende en el ámbito de lo público?, ¿cómo se entiende en el trabajo que realizan las instituciones?
Frente a esas inquietudes, Jorge Carrillo argumentó que, la política pública es acción, es un práctica que deben tener las diferentes instancias estatales. La complejidad recae en la praxis: en las acciones, cumplimiento de metas y financiamiento, que exceden la letra”, mencionó Carrillo; y de esa manera, abrió la discusión desde la especificidad del acceso al libro y la lectura, aquellas acciones que se construyen con ese objetivo.
En la oralidad y la escritura, en el acceso al libro y la producción literaria ecuatoriana, se tejen aspectos que trascienden las lógicas de la escolaridad, porque su presencia radica en el lenguaje en sí mismo, en la comunicación y la estructura heterogénea de entendernos y comunicarnos como sociedad.
Uno de los grandes aportes de la política pública en relación al acceso al libro, la lectura y la oralidad, es el principio de la diferencia. Vivimos en un Estado plurinacional e intercultural, y esa realidad nos invita a pensar en acciones de política pública, que trasciendan la lógica de la lectura escolarizada. El objetivo es incrementar el tiempo de lectura por fuera de las aulas, incentivar el placer de leer y acercarse a los libros en la experiencia de vivir otras vidas y otros mundos.
En ese marco, la gestora cultural, Ángela Arboleda, abordó la problemática con un acercamiento emotivo desde la experiencia que vivió en el tiempo de pandemia del COVID 19. Estar confinados nos replanteó la manera de ver nuestras profesiones y reflexionar sobre la vida, sobre qué podemos hacer desde cada profesión para salvar vidas. En ese tiempo pudimos ver la importancia de las artes narrativas y los libros, fueron remedios para la enfermedad, para el abandono, para la soledad y el sufrimiento. La necesidad humana de encontrar un motivo de esperanza en escucharnos los unos a los otros, en reconocernos en historias y compartir nuestras subjetividades, mencionó Arboleda.
De esa manera, Arboleda situó la valoración e importancia del acceso a los libros, del acceso a la palabra narrada y la oralidad y la necesidad de encontrarnos en historias y cuentos. Además, su reflexión fue más amplia e incluyó la necesidad de comprender esas acciones humanas dirigidas hacia grupos vulnerables, quienes, de alguna forma, para ella, aún permanecen en ese estado de encierro. El valor de la política pública, en el marco de la oralidad y la escritura, implica asumir la lectura como una necesidad prioritaria: una acción inmediata para superar la violencia y la inequidad, mencionó Arboleda.
En ese sentido, en consideración a lo dicho, Jorge Carrillo insistió en la necesidad de pensar la política pública como acción, mediante mecanismos de articulación del trabajo interinstitucional. Es importante fortalecer los hábitos de la lectura no escolarizada, en coordinación con otras instituciones. Para ello se deben plantear acciones de mediano y largo plazo, mediante diversas estrategias de acercamiento a la sociedad, a fin de que los libros sean objetos que se incluyan en la canasta básica.
Por otro lado, las reflexiones de la charla condujeron a los panelistas y al público a pensar en la docencia: en la labor educativa de crear hábitos de lectura. Para Ángela Arboleda, quizá sea fundamental crear un plan para fortalecer la cultura escrita y oral desde el sistema educativo. Iniciar el impulso desde los propios docentes, y generar estímulos económicos que pueda potenciar la relación entre el docente y las actividades culturales; puede ser, mediante ofertas y descuentos para el acceso a teatros y librerías, o actividades de formación, o actividades previas de espectáculos, mencionó Arboleda.
Frente a esa discusión y en relación al sistema educativo superior de las artes, Jorge Carrillo enfatizó la necesidad de incluir la carrera de gestión cultural desde el pregrado. Los artistas necesitan consolidar sus conocimientos, de la mano de la gestión cultural, a fin de que logren consolidar sus proyectos, definir sus planes de trabajo, fortalecer sus capacidades de planificación financiera, y reconocer, de esa manera, las oportunidades y acciones que implica la gestión de sus recursos: humanos y económicos. La educación pública debe apuntar a eso. Para transformar la cultura del libro y la lectura, para fortalecer la educación de los artistas con un enfoque económico, desde el campo laboral, para eso es fundamental pensar en acciones de mediano y largo plazo, Mencionó Carrillo.