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El concurso «Mercado de bienes y servicios artísticos y culturales» genera un debate fundamental con miras al MICSUR 2028

La tarde del 6 de febrero de 2025, diferentes gestores y artistas escénicos del país se reunieron para participar en el segundo encuentro proyectivo dirigido hacia la participación en el MICSUR 2028. Esta reunión, llevada a cabo en las instalaciones del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI), se configuró como un espacio de diálogo y reflexión, donde los asistentes abordaron un proceso vital para el desarrollo de los mercados de las artes en el país.

En el trasfondo de este encuentro, surge una iniciativa propuesta por el IFCI: la apertura de un concurso público previsto para marzo, titulado «Mercado de bienes y servicios artísticos y culturales».

El enfoque del concurso apunta a promover y fortalecer las redes culturales, orientado a la consolidación de un mercado de bienes y servicios artísticos y culturales, con el fin de crear un espacio que permita el acceso a recursos que estimulen la producción y circulación de las diversas manifestaciones artísticas, reflejando así la complejidad y riqueza del panorama cultural del país, tanto a nivel nacional como internacional.

La reunión se inició con la apertura del Director Ejecutivo del IFCI, Jorge Carrillo Grandes, quien dio la bienvenida a los asistentes y propició el diálogo en torno al propósito del encuentro. Este se enmarca dentro del trabajo que realiza el IFCI y el proceso que convocó a los participantes: generar espacios de diálogo rumbo al MICSUR 2028.

Como institución, consideramos fundamental que los sectores artísticos se articulen con el propósito de fortalecerse a través de la organización. Los resultados de estos espacios de diálogo inciden directamente en el trabajo de fomento que desarrollamos. Fruto de ello, actualmente la planificación de concursos se realiza cada dos años, incluso, las demandas del sector han sido fundamentales para desarrollar cambios en las convocatorias, nos permitieron plantear una reforma de concursos para el año 2025. En este sentido, hemos propuesto nuevas convocatorias enfocadas al desarrollo de mercados, con el fin de que, desde la sociedad y los sectores artísticos, empecemos a construir una experiencia en torno a este tema. La experiencia del MICPI desde la institucionalidad fue muy relevante, sin embargo, es necesario fortalecer esa experiencia desde el sector de las artes y la cultura. Esto con el objetivo de empezar a reconocer localmente cómo diversificar esos mercados, cómo introducirnos a mercados internacionales y delimitar un diagnóstico que nos ayude a comprendernos de acuerdo a nuestras realidades, desde la diferenciación de cada uno de los sectores artísticos y culturales que coexisten en el país, mencionó Carrillo.

Tras la apertura del Director Ejecutivo del IFCI, el encuentro suscitó una serie de argumentos y reflexiones que se articularon en un diálogo entre los artistas, gestores culturales y el equipo conformado por las diferentes direcciones del IFCI. Estos aportes de la reunión serán incluidos en las bases técnicas del concurso en discusión, considerando las perspectivas que permiten construir un diagnóstico que fundamente el proceso y le otorgue coherencia, en relación a cómo el sector concibe la necesidad de crear mercados desde la lógica de sus propias realidades.

Jonathan Grijalva, Director de Fomento Musical del IFCI, acotó algunos elementos técnicos para comprender las generalidades del concurso:

Se trata de un concurso transversal que incluye todas las disciplinas artísticas, y está enfocado a la construcción de un mercado de bienes y servicios culturales. En este contexto, se busca que los proyectos generaren espacios de talleres, showcases y ruedas de negocios. La propuesta es desarrollar un concurso donde los participantes puedan construir una conceptualización que fomente la participación de los sectores artísticos en la lógica de un espacio de mercado. Esto implica diseñar un espacio multidisciplinario que agrupe diversas propuestas artísticas y servicios, de manera que puedan ser identificados por compradores nacionales e internacionales. Dentro de esta conceptualización, se deben abordar las dinámicas de selección de compradores, la infraestructura requerida, y el tipo de alianzas necesarias para crear este evento. Esto puede incluir ferias, presentaciones artísticas, charlas, talleres, entre otras actividades. El presupuesto total es de 300,000 dólares, a dividirse entre dos ganadores.

En ese contexto, se inició la discusión desde la voz de los artistas y gestores culturales de las artes escénicas. En primer lugar, Juan Andrade Polo, Director del Festival Internacional de Artes Escénicas «Escenarios del Mundo» de Cuenca, mencionó que, al tratarse de un concurso nuevo que requiere de un proceso riguroso en la producción, es necesario replantear el reglamento. Así, los gestores que participan de otros concursos y cuentan con la experiencia necesaria para organizar estos eventos, tengan la salvedad de volver a participar en un nuevo concurso.

Por su parte, el actor, dramaturgo y director de teatro del grupo Ojo de Agua, Roberto Sánchez, resaltó la importancia de que este concurso pueda incluirse dentro de un festival. Según Roberto, Es muy importante que un encuentro relacionado con la creación de mercados pueda estar enmarcado en la dimensión del proceso que implica la producción de un festival, ya que la dinámica de estos espacios de circulación podría acercar a los compradores, directamente a las obras, a los grupos de teatro, desde la apreciación directa al trabajo artístico que se ofrece.

A medida que la conversación fluía, la complejidad de la temática ingresaba en círculos de reflexión cada vez más profundos.

La actriz y directora de teatro Tania Sánchez, puso en tela de juicio el tema de las garantías que se deben cumplir para postular a este concurso. Tania mencionó que, en un proyecto que implica un recurso tan alto, como en este caso: 150,000 dólares, es fundamental replantear el tema de las garantías. Este criterio demarca el perfil de quién podría ser el ganador del concurso: ¿será alguien del sector o una productora? La oportunidad es para aquel que cuente con una garantía o póliza para ese proceso. Además, denota la falta de capacidades que tenemos en el sector para realizar un evento de tal magnitud.

En ese contexto, Jonathan Cárdenas, Director de Política Pública del MCYP, habló de la importancia de incluir en las bases del concurso procesos de asociatividad, redes de trabajo en artes; y en ese sentido, considerar aquello que Tania Sánchez puso en discusión. Para Cárdenas, es necesario replantear la propuesta, cambiar el reglamento, ya que el tema de la póliza o garantía es un aspecto que dificultaría la participación del sector en el concurso.

En ese sentido, el artista multifacético, Carlos Quito, entabló a manera de preguntas una inquietante discusión: ¿Cómo podemos acercarnos las diferentes artes para un proceso como este?, ¿cómo crear un proceso articulado que fortalezca las redes de trabajo común entre los artistas?, ¿qué implica aquello, si se considera la periodicidad que requiere la organización de un proceso de esa magnitud: la serie de encuentros, la articulación del sector y la convergencia de posiciones y planes? Con estas incertidumbres, el panorama evidenció un paisaje más de dificultades que de aciertos. Al mismo tiempo, un abanico de posibilidades para el sector en cuanto a alianzas y estrategias de unidad para las diferentes disciplinas artísticas.

De esa manera, en consideración a las limitaciones que los gestores culturales y artistas encontraron en la posibilidad de participar en el concurso mencionado, se evidenciaron diversas posturas al respecto.

Por un lado, se sugirió la necesidad de considerar una propuesta institucional respaldada por el sector, que va más allá del tema específico de este concurso. Esta propuesta debería contemplar las condiciones de participación de los diversos ámbitos artísticos. El proceso implicaría definir cómo se sectorizan las producciones, los lugares donde se pueden llevar a cabo y cuáles son los parámetros que permiten la inclusión de los distintos procesos artísticos, atendiendo a sus particularidades técnicas y presupuestarias.

Además, se destacó la importancia de fortalecer la capacitación profesional de los artistas, con el objetivo de identificar las oportunidades de mercado existentes dentro del sector. Esto también contribuiría a ofrecer productos con estándares más altos a los compradores, tanto nacionales como internacionales.

En ese sentido, se propuso replantear la lógica del concurso para una próxima edición, considerando las especificidades de cada disciplina artística.

Lucía Yáñez, Directora de Fomento de Artes Escénicas del IFCI, subrayó la importancia de generar proyectos de mercado que se inserten en un modelo a pequeña escala, desde la referencia que pueden tener los encuentros de mercado internacionales.

Quien decida participar en este concurso debe contar con un capital social sólido, y también con habilidades para establecer alianzas y articulaciones sociales, con capacidad de adquisición. Además, quien postule debe consolidar un evento que fortalezca la participación de los diversos actores y grupos que componen el campo artístico, para que actúen como vendedores, y en ese marco, identificar previamente a los posibles compradores. Si no existe una claridad inicial sobre quiénes son los compradores y vendedores que participarán en el mercado, el proceso se convierte en una pérdida de tiempo. Por ello, en las bases del concurso, la conceptualización de los proyectos es fundamental, requiere una estructura compleja de relaciones y procedimientos, de alianzas y estrategias, que parte del objetivo común, de la Institución y el sector, de crear un mercado de bienes y servicios artísticos y culturales que incentive la oferta y demanda del trabajo artístico.

Finalmente, el segundo encuentro de artistas y gestores culturales de las artes escénicas, orientado a consolidar un proceso optimizado de cara al MICSUR 2028, volvió a poner sobre la mesa una serie de complejidades que reflejan las demandas, realidades y aspiraciones de los diversos sectores artísticos. Aunque la dinámica de la reunión se centró en discutir los parámetros y las lógicas del concurso propuesto por el IFCI -sobre mercados de bienes y servicios artísticos y culturales-, los temas tratados y el diálogo evidenciaron otras profundidades, resaltando las limitaciones que enfrentan los artistas al participar en un proceso que exige capacidades de gestión adicionales.

Al mismo tiempo, el concurso también se presentó como una oportunidad para adquirir experiencias, como un pretexto para reflexionar sobre otras temáticas de gran relevancia para las artes escénicas y en general para las otras disciplinas artísticas. La frase «Un mercado para aprender a hacer mercados» se consolidó como una premisa significativa, impulsándonos a reflexionar sobre cómo debemos comercializar nuestros proyectos, qué capacidades debemos fortalecer, qué alianzas se constituyen fundamentales para lograr trascender hacia un proceso que devenga en un mercado que beneficie a los artistas.


 

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