Hacia una política pública del bienestar y lo productivo en las artes y la gestión cultural
En la mañana del 11 de noviembre de 2024, el Ministerio de Cultura y Patrimonio llevó a cabo un taller de socialización sobre el proceso de desarrollo de la política pública en industrias culturales y creativas, dirigido a los funcionarios del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación. En el taller participaron la Ministra de Cultura y Patrimonio, Romina Muñoz, y el Director Ejecutivo de Fomento a la Creatividad y la Innovación, Jorge Carrillo Grandes.
El evento consistió en un proceso de socialización de un documento de política pública que ha integrado los aportes de diversos actores y ha sido aprobado por la Secretaría Nacional de Planificación. Este documento refleja las contribuciones de la ciudadanía y las perspectivas de trabajo de las autoridades locales. Además, el proceso ofrece una visión integral de la situación del subsistema de Emprendimientos, Artes e Innovación, abarcando la participación público-privada de múltiples actores y la integración sectorial, elementos que constituyen pilares fundamentales de esta política pública. Es importante destacar que este esfuerzo es parte de un proceso de trabajo conjunto con organismos como el BID, UNIR, MIPRO y los Consejos Consultivos.
Según Jonathan Cárdenas, Director de Política Pública de Emprendimientos, Artes e Innovación del Ministerio de Cultura y Patrimonio, la propuesta tiene como objetivo impulsar la política en dos ejes: productivos y sociales, con el fin de atender las demandas más significativas de la ciudadanía. Estas demandas provienen de un diagnóstico participativo que ha permitido comprender cuestiones de vital importancia para el desarrollo cultural y artístico del país, con el propósito de fortalecer estas áreas.
Cárdenas destacó que, en términos de acceso, solo el 15% de la población consume alguna disciplina artística, lo que representa un dato relevante para promover una política pública que garantice el acceso a la cultura. Además, mencionó que la reducción presupuestaria en materia de cultura es un tema esencial que no se puede pasar por alto, dado que resulta de una visión limitada que impide considerar la cultura como una inversión.
Así mismo se discutió también sobre el ámbito educativo, en relación con el desarrollo de programas formales y no formales, un tema crucial que integra esta política pública; así como el tema de la formación de públicos y la formalización de los procesos de gestión cultural e institucional.
En ese contexto, se subrayó que se trabajará en dos paradigmas transversales como ejes del proceso:
El bienestar: el eje social de la cultura, crucial para fortalecer la cohesión social y promover la igualdad. Este eje facilita el acceso, fomenta la inclusión y la participación ciudadana, y asegura el respeto y la valorización de la diversidad cultural.
Lo productivo: el eje del desarrollo económico y la innovación. Las industrias culturales y creativas generan empleo, aumentan el PIB y promueven la diversificación económica.
Respecto al paradigma productivo, se subrayó la importancia de desarrollar una política pública que refuerce el marco legal y político en este ámbito. Asimismo, se consideró fundamental profundizar en los procesos de financiamiento y apoyo económico al sector, con el objetivo de fortalecer las capacidades de artistas y gestores a través de capacitación en gestión cultural y economía, articulando esfuerzos con el sistema educativo para integrar estos aspectos en los planes de estudio.
Adicionalmente, se afirmó que el paradigma productivo debe tomar en cuenta factores relacionados con la infraestructura y la tecnología, así como la promoción y comercialización de bienes y servicios culturales. Este proceso incluye la definición de estructuras de colaboración, fomentando redes de trabajo conjunto entre los actores involucrados. Finalmente, se destacó que este enfoque se alinea con el proceso de fomento que forma parte de la gestión institucional del IFCI.
En cuanto al paradigma de bienestar, el objetivo será centrarse en la creación de programas comunitarios de arte, con el propósito de potenciar las industrias creativas. Esto se relaciona con una estructura educativa que contribuya a la sensibilización de la comunidad y del sector artístico. En este sentido, también se contempla el fortalecimiento del trabajo colaborativo a través de la articulación de redes dentro de la política pública. Lo cual se consolidará en el marco de un proceso de evaluación y mejora continua.
En ese sentido, se planteó trabajar con base en cinco ejes de la política pública de fomento a las industrias culturales y creativas:
Eje de espacios culturales para el desarrollo: Su objetivo es fomentar el uso ciudadano de la infraestructura artística y cultural nacional, así como de los entornos digitales. Además, busca fortalecer redes de trabajo colaborativo entre los espacios e infraestructuras del sector para mejorar el acceso y la adecuada circulación de bienes y servicios.
Eje de formación en gestión cultural: Tiene como finalidad promover procesos de formación y profesionalización en el sector artístico y cultural. También busca establecer mecanismos de fomento para impulsar la formación de públicos y el consumo cultural.
Eje de desarrollo económico y sostenibilidad: Su objetivo es impulsar la sostenibilidad, el crecimiento y la innovación dentro de las industrias culturales y creativas, mediante incentivos y estímulos a la cadena productiva. Adicionalmente, pretende incrementar el empleo en el sector cultural, facilitando la creación de oportunidades laborales sostenibles.
Eje de protección y promoción de la diversidad cultural: Este eje tiene como objetivo promover la cultura y la seguridad a través de la creación de entornos artísticos que fomenten la cohesión social y protejan la diversidad cultural.
Eje de gobernanza y gestión cultural responsable: Su objetivo es fortalecer la gestión interinstitucional e institucional mediante procesos normativos, jurídicos y administrativos en el sector cultural.
La articulación de estos cinco ejes proporciona un marco sólido para el fomento de las industrias culturales y creativas. Su implementación no solo enriquecerá el panorama cultural, sino que también contribuirá al desarrollo social y económico de las comunidades, creando un entorno en el que la cultura pueda florecer y ser accesible para todos.